2007: ¡AÑO DURO PARA LAS LETRAS GAUCHAS!
Año difícil el 2007, especialmente duro para
“las letras gauchas” que en un período de ocho meses ha visto apagarse
la vida de media docena de escritores costumbristas de peso; cierto es
que en la vida solo una cosa tenemos segura, y cierto que casi todos
estos escritores andaban transitando la octava década, pero... parece
mucho que “la vida” haya querido arrear con la existencia de ellos
prácticamente en un abrir y cerrar de ojos, como se dice.
Fui muy
amigo de uno de ellos, pero curiosamente tuve trato con todos, como que
con todos intercambié material y a todos supe solicitarle información
que me era de utilidad.
JULIO DOMÍNGUEZ (El Bardino)
– Falleció en Santa Rosa, La Pampa, el 10/10/2007, a la edad de 75
años, como que había nacido en el oeste pampeano, en Algarrobo del
Águila -Dpto. de Chical-có-, el 20/12/1933, en el hogar integrado por
Anita Alcaraz y Canuto Domínguez.
El paisaje y la identificación con
la vida campera en que se desenvolvía, lo llevaron a que a temprana edad
(15 años) comenzara a borronear sus primeros versos, recordando siempre
que en la Esc. 220 de su pago natal, “una fría tarde del mes de mayo...
un joven que ejercía la docencia... puso por primera vez, ante mis ojos
asombrados de niño... un papel escrito. Y me dijo; –Esto es un poema”.
Fue el maestro Fernández quien le acercó un poema de Porfirio Zappa, y
allí su vida cambió el sentido. El célebre poeta correntino le puso
norte a su rumbo.
Es posible que haya sido el primer poeta que
reflejó con autenticidad y simpleza, la vida rural del oeste pampeano,
donde se enseñorean las bardas, esas de las que deriva la nominación con
que se hizo conocido: “El Bardino”; Julio Domínguez “El Bardino”.
Supo
con su canto encontrar el hilo conductor que lo vinculó a su pueblo,
por eso sus poesías y su canto se afincaron con calidez “en casi todas
las escuelas hogares donde los niños cantan sus temas conducidos por la
maestra de música; en los coros de la tercera edad, coro Municipal,
coros juveniles...”.
Publicó: “Canto al bardino” -folleto-; “La nieta
de un rastreador” -plaqueta-; “Tríptico para el oeste” -folleto-;
“Comarca – poemas” (1987); “Rastro bardino - canciones” (1989);
“Milongas Bayas”; “A orillas de Santa Rosa”; “Tierra de mi voz”; “Canto
bardino”; “Guitarra marca Tango” (2005); y “No tan cuentos”; y entre sus
grabaciones citamos “el que se crea cantor”, cassete editado por el
sello Fusión en 1997.
Entre sus importantes logros figuran el 2º
Premio Provincial de Poesía, Municipalidad de Santa Rosa, 1977, y 2º
Premio Nacional Poesía del Grupo IQUITO, Mendoza –1981, habiendo sido
también fundador y presidente de la Peña Folklórica “Rincón Nativo”, de
la cooperativa de trabajo artístico (COARTE), y de la Asociación
Pampeana de Escritores (APE).
Cada vez que suene “Milonga baya” -entre otros temas- Julio Domínguez mostrará que está vivo.
CARLOS ADOLFO CASTELLO LURO (Cacho)
– Nació en Puán el 12/08/1928, orgulloso de sus raíces de criollos de
pura cepa, y allí formó su hogar junto a Nora Zanetti, convirtiéndose
con el tiempo en padre y abuelo.
Argentino hasta el tuétano, reflejó
su sentir e inquietudes a través de la poesía criolla, el ensayo y la
investigación histórica. Hombre de formación autodidacta, era tan
exigente para con los cultores del género como para con sí mismo.
Si
bien su nombre recorrió camino de la mano de sus composiciones poéticas,
fundamentalmente de ese “Pelajes Entreverao” que lo hermanara a D.
Atahualpa Yupanqui, no llegó a publicar un compendio de sus poesías; sí
publicó en el rubro novela, donde hacia 1996 dio a conocer “Los pocos y
los muchos”, en la que -con conocimientos de primera mano- relata
acabadamente las vicisitudes de la vida agraria de los años 40,
aproximadamente.
Como nada de lo que tenga que ver con la cultura le
era ajeno, ejerció el periodismo, habiendo publicado al despuntar los
años 70, un periódico quincenal que denominó “La Voz de Puán”.
Supo
en vida del reconocimiento, como que en 1969 recibió “La Flor de Cardo”
de parte de la “Fiesta de las Llanuras” de Cnel. Dorrego; en 1986 estuvo
ternado para el “Premio Payador” de LS 11 Radio Provincia de Bs. As., y
en 1998 recibió la “Distinción Trayectoria” de la Asociación Argentina
de Escritores Tradicionalistas.
Ocupó la función publica en su pueblo natal donde ejerció como Director de Cultura.
Afectado
de neumonía se había trasladado para su tratamiento a la ciudad de
Bahía Blanca, donde complicaciones de su salud devinieron en problemas
cardiovasculares, falleciendo en la madrugada del 2 de julio a la edad
de 79 años. Sus restos fueron trasladados y descansan en el Cementerio
de su ciudad natal.
JOSÉ ADOLFO GAILLARDOU (El Indio Apachaca)
– Con la desaparición de “Apachaca” se fue el último de los recitadores
de una época de oro del espectáculo criollo, en la que supo compartir,
como él mismo evocaba, con Fernando Ochoa, Juan Ramón Luna, Claudio
Martínez Paiva, Boris Elkin, Salvador Riesse, Porfirio Zappa y Arsenio
Cavilla Sinclair, entre otros.
En las letras fue poeta, novelista,
ensayista, historiador, autor teatral, y en las tablas recitador, actor,
director, y hombre de radio y también de televisión, habiéndose
iniciado en el quehacer artístico en el año 1943.
Por 1949 dio a
conocer su primer trabajo literario, “Médanos y Estrellas”, con el que
recibió el 1º Premio Municipalidad de Bahía Blanca; auspicioso debut el
de “Apachaca”. Y hacia fines de la década del 90 apareció la reedición
de la novela “Pampa de furias”, que en su primera edición en 1955
obtuviera el 1º Premio Ministerio de Asuntos Sociales de La Pampa. En el
medio se escalonan otros nueve títulos, varios de ellos con importantes
distinciones, entre las que se destaca la Faja de Honor de SADE de 1986
a su obra “Serás la Patria – poemas del desierto”.
Marcaron época y
estilo “La Toldería de Apachaca”, audición que desarrollara en Radio
Belgrano, y el microprograma “Los Grandes Olvidados” sobre el origen de
los nombres de las calles de la Capital, artistas, fundadores de
pueblos, escritores, etc., que concretó de 1978 a 1984 por Canal 9, por
el que recibiera el “Santa Clara de Asís”, “Premio Argentores” y “Premio
Honor al Mérito” del Club Leones de Haedo y del Rotary Club de San
Cristóbal.
De la mano de su arte y en su larga vida transhumante,
recorrió el país, Bolivia, también el Uruguay donde en Montevideo
residió varios años, lo mismo que España donde también estuvo radicado.
Había
nacido el 20/03/1926 en De Bary, pequeño pueblo del Ptdo. de Pellegrini
en cuya ciudad cabecera fue asentado, pero a los pocos meses sus padres
se trasladaron a la localidad de Conhelo, La Pampa, donde sus abuelos
maternos tenían chacra, y donde pasó su niñez.
Tenía 87 años cuando
el 2 de julio se cortó su respiración en la casa de Hurlingham en donde
hace tiempo se había radicado. Apachaca, “El Indio Sin Tierra”, remontó
vuelo a las estrellas, donde será propietario de una parcela en “el
olimpo” de los escritores nativos.
RAFAEL DARIO CAPDEVILA
–Al despuntar agosto de 1926, nació en Tapalqué donde transcurrió toda
su vida, y desde donde edificó, línea a línea, hoja a hoja, una
valiosísima obra en la que sobresale su labor de investigador.
Quizás
heredó de su padre, D. Ramón R. Capdevila, su pasión por descifrar el
pasado, ya que éste escribió la historia de Tapalqué, y como él (hacedor
y director del semanario “El Deber”) ejerció el periodismo. Por eso en
la década del 60 lo encontramos colaborando con interesantes notas
históricas en los capitalinos “La Prensa” y “La Nación”. También
colaboró asiduamente con “El Popular” de Olavarría, “El Tiempo” de Azul,
“El Norte” de San Nicolás, Rev. “Claves en Diagonal” de La Plata, y por
supuesto con “La Palabra” de Tapalqué.
Su obra publicada en libros y
folletos comprende numerosos títulos, habiendo llegado a la edición
maduro ya, al sobrepasar los 40 años de edad. Su primer libro -hoy pieza
de suma rareza- fue “El Nombre, El Pago y La Frontera de Martín Fierro”
(1967); a éste le siguieron “Noticias biográficas del Tnte. Cnel. D.
Agustín Noguera” (1969), “Los tordillos 'itatianos' de 'Mascarilla'
López” (1970), “El sacrificio de Serapio Rosas” (1971), “Gauchos
célebres: José Luis Molina – Juan Moreira” (1972), “Pedro Rosas y
Belgrano – el hijo del General” (1973), “El hombre de los tres
apelativos” (1974), “Tapalqué en la Revolución de 1874” (1974), “El
carretero de la libertad” (1974), “El presunto cacique Tapalqué” (1974),
“Tapalqué Nuevo y los orígenes de Olavarría” (1976), “Cuentos del
caminante” (1985), “Las cruces del general” -novela- (1991), “Regreso al
Paraíso” -recuerdos- (1993) y “El Habla Paisana”-investigación
lingüística- (2004).
No encaró con su literatura temas sencillos ni
remanidos; investigaciones medulosas debió realizar para concretar
algunos de sus libros. Por ejemplo, ubicó en espacio físico y tiempo el
desarrollo del Martín Fierro; abordó la vida de personajes nombrados
como leyenda, para repatriarlos al mundo real con sus virtudes y
defectos, como ha sido el caso de Moreira y el controvertido Gaucho
Molina. La vida del hijo de Belgrano casi era un tabú histórico hasta
que decidió echar luz sobre ese asunto; y su última obra, es un manual
lingüístico que le demandó, fácil, 40 años de apuntar voces y asignarles
significados y fundamento.
No hace mucho había decidido desprenderse
de la imprenta que en 1917 fundara su padre, y desde la que salieran
casi todos sus libros con un sello que lo identifica <“Ediciones
Patria” impresas en talleres “El Deber”>. Apuntaba a volcar esos
ingresos en la concreción de obras que ya tenía prácticamente
concebidas, como sus “Memorias”.
Casado con Delia Sacco, se prolongó en dos hijos: Ruth (también escritora) y Sergio.
Sorpresivamente y próximo a cumplir 81 años falleció en su pueblo querido, el sábado 28/07/2007.
VÍCTOR ABEL GIMÉNEZ (Vasco) –
A los 85 años, y tras arrastrar en los últimos tiempos problemas de
salud que lo habían marginado de toda actividad social, falleció el 30
de septiembre en Mar del Plata, su ciudad adoptiva donde se había
radicado a los 21 años
Nacido en Cnel. Vidal, en el matrimonio
conformado por Victorina M. Rípodas y Luis S. Giménez, vino a la vida el
09/01/1922, y tuvo en su tío Alejo Rípodas -hermano de su madre- el
maestro que lo encaminó en el gusto por las expresiones del acervo
telúrico.
Si bien fue uno de los poetas más prolíficos y difundidos
de la segunda mitad del Siglo 20, como que más de 100 composiciones
suyas recibieron registros fonográficos y hay en SADAIC unos 250 temas
registrados, no había llegado a editar libro alguno, hasta que en 09/06,
a impulsos de Nydia Vázquez, su esposa, apareció “Yuyos”, compendio de
49 poemas inéditos que el autor había escrito y ordenado en tiempos en
que, desvinculado de compromisos laborales y de toda actividad radial y
festivalera, se estableció en su finca “La Lomita”, en su añorado
“Arbolito”, denominación primigenia de su pueblo natal.
Tras su
fallecimiento, ya como póstuma, aparece su segunda obra, “Mirando
Lejos”, páginas éstas que contienen varias de las composiciones que
calaron hondo en el gusto popular, como “El Mulato Guevara”, “Del tiempo
de la maroma”, “El Pampa Rosendo”, “Mi amigo... Froilán Maidana”, “Un
peón... Segundo Molina”, “Cosas que pasan”, etc.
Fue libretistas de
las audiciones “Las Alegres Fiestas Gauchas” y “Surcos Estelares” del
recordado Miguel Franco, con quien trabajó para llevar adelante los
festivales de jineteadas más convocantes de la décadas del 60/70.
En
Mar del Plata y durante 20 años ininterrumpidos, condujo su audición
“Buenos Días, Señor Día”, un clásico en su zona. Otros espacios fueron
“Folklore junto al mar”, “Folklore de cuatro rumbos” y “Motivos
musicales argentinos”.
En televisión creó y puso en el aire
“Mangrullo 10” (Canal 10), “Rastrillando” (Canal 8) y “Encuentro
Criollo” por el porteño Canal 11.
Sus orígenes de recitador (en su
mocedad se presentaba como “El Chasqui”), se vieron reverdecidos y
estimulados cuando a mediados de los 90 grabó, con temas de su autoría
“Muy buenas y con licencia”.
En sencilla e íntima ceremonia sus restos recibieron sepultura en el cementerio de su pueblo natal.
ROBERTO COPPARI – Lo traté por espacio de casi 40 años, aproximadamente desde 1968, llegando a retribuirme con un trato amistoso y familiar.
Había
nacido en Oncativo, Córdoba, el 1º/05/1924, hijo de Cesira Negozi y
Juan Coppari -ambos italianos-; al año su madre se radica en Casilda,
Santa Fe, llevándolo con ella, pero cinco años después al fallecer ésta,
y tras algunas idas y venidas, se suma a la familia de la hermana mayor
-Josefa- tamberos de la Estancia “El Mirador”.
Allí, aportará su
trabajo niño como “apoyador” y también “boyero”; y aunque impedido de ir
a la escuela por trabajo y distancia, de la mano de los suyos aprenderá
los rudimentos de las letras y los números.
“Muchachito chico”,
boyereando en el campo hilvanará la primera cuarteta, como aquella que a
falta de papel y lápiz escribió con un trozo de alambre sobre la tabla
de una tranquera.
A los 18 años, tras una visita a familiares
residentes en La Plata, decide radicarse en la capital provinciana,
donde se conchabará como panadero, oficio al que dedicará su vida hasta
la jubilación.
Decimista impecable, reafirmará en sus versos el amor a
la Patria, la admiración por el gaucho y el respeto por el aborigen,
tríptico éste, que será una constante en su obra, obra que arranca en
1950 con su “Humilde gurí primero / de mi vida de paisano...” que tituló
“Rescoldo de tradición”, al que le siguen: “Sueños Cimarrones – versos
gauchescos” (1972); “Por la Patria y por lo Nuestro – versos gauchescos”
(1972); “Patria Adentro – versos gauchescos” (1982); “Con los pies
sobre mi tierra – versos gauchescos” (1985); “¡Siempre mi Patria! –
versos gauchescos” (1997); “El Pasquín de un Patriotero – cartas y
notas” (1997); “Sin mudar los sentimientos” (prosa, 2000); “Juan Sin
Tiempo – relato en versos sobre hitos históricos” (2001); “Sin aflojar
todavía – versos gauchescos” (2003); “¡Güena Suerte! Patria Mía – versos
gauchescos” (2005), y “Juan Sin Tiempo – 2º parte” (2007).
Hacedor
de instituciones, participó en 1948 de la fundación de la “Agrupación
Nativista El Alero” y de la Escuela de Danzas Tradicionales “José
Hernández”; más adelante, fines de los ’70, fundará la “Agrupación
Tradicionalista El Tala” de Villa Elisa, y coronará su labor en este
rubro con la creación, en 1984, de la Asociación Argentina de Escritores
Tradicionalistas, su sueño máximo, institución a la que presidió en
varios períodos, y para la que construyó el local que es su sede.
Participó
también en 1985 de la creación de “Pa’l Gauchaje” Revista Mensual de
Temática Costumbrista, y en 1997 pergeñó el boletín Informativo de la
AAET, aún vigente.
Hombre dado a la vida familiar y de franca
bonhomía, ¡jamás! pensó he hizo tradicionalismo en beneficio propio. Un
objetivo superior de cultura nacional guiaba sus actos.
En la tarde
del domingo 26 de agosto falleció en la Clínica Mosconi, de Berisso,
donde estaba internado. Tenía 83 años. Sus cenizas se custodian en la
AAET.
La Plata, 24 de Noviembre de 2007