sábado, 31 de marzo de 2012

lunes, 26 de marzo de 2012

entrevero de tropillas


fiesta del talar General Madariaga
Algo digno de ver donde se luce
la abilidad de los paisanos para entablar
como lo hacian los viejos gauchos sureros

En Copetonas

En Copetonas e nacido
partido de Tres Arroyos
y en la tradicion me apoyo
se lo digo convencido
hoy presentarme he querido
en esta linda reunion
con prudencia y con razon
y con sentimiento puro
mi nombre es Peralta luro
y agradezco su atencion

Defiendo el sur a Bahia
que son los pagos del viento
y espreso mi sentimiento
a traves de la poesia
estos versos yo diria
son de humilde condicion
si falta la entonacion
no falta razonamiento
y lo que siento por dentro
me sale del corazon

Y siempre que me presento
con la humildad de paisano
quiero estrecharles la mano
tratando de ser atento
mi brindo a cada momento
porque ansi me han enseñao
el hombre esperimentao
sabe y lo tiene presente
que respetando a la gente
siempre un amigo ha encontrao

Recorriendo el diapason
de una sonora guitarra
le voy soltando la amarra
a mi criollo corazon
me despido de la reunion
con infinita alegria
porque alle la simpatia
la que ustedes me brindaron
y despues que me escucharon
yo les digo hasta otro dia

Nestor Peralta Luro

Victor abel gimenez

LOS REFERENTES EN EL FOLKLORE:
VÍCTOR ABEL GIMÉNEZ…  “EL VASCO”.
Muchos galardones ha ganado Víctor Abel Giménez en su larga trayectoria como autor poeta y periodista, un defensor permanente de nuestro patrimonio folklórico. Pero el más importante es el de perdurar con  cada una de sus  canciones en la memoria colectiva de nuestro pueblo .Muchas de sus más de 200 canciones casi íntegramente dedicadas al repertorio surero tienen la particularidad que en cada trazo de su pluma se refleja la vida y los personajes que habitaban en la zona.  Así desfilan “El pampa Rosendo”, “Un peón, Segundo Molina”,”Pulpería La colorada”, “Le decían Vidalita”, “Las mellizas” entre otros.
Su nombre pasó a ser recuerdo, cuando el  público lo reconoce simplemente  por “El vasco”, debido al cariño que supo granjearse como animador de festivales en Victorica, Lobería, Leones o el Festival de doma y folklore de Villa María. El recitado lo tuvo entre los elegidos, mientras creaba programas de neto corte nativista en radio y televisión tanto como guionista o conductor. Libretista de “Surcos estelares Hanomag” en radio El mundo, “Fiestas gauchas de La hoja” en radio Belgrano y Splendid, todos ciclos señeros en el género.
Verborrágico pese a su octogenaria edad, siempre orgulloso de su nacencia y heredad  siempre presenta en primer lugar a su pueblo, cuna de un amor inquebrantable a nuestras tradiciones.
-Yo nací en un pueblo de campaña que llamaban Arbolito. Gracias a Reguera, quien le puso música  a la canción hace muchos años que  la gente tomó conocimiento que había un pueblo en la geografía bonaerense que se era llamado así por sus habitantes porque en los mapas nunca recibió esa denominación.  Cuentan que mi abuelo cada vez que venía de su chacra en el campo, ensillaba y anunciaba –“Me voy a  Arbolito”- nunca decía –“Voy a Coronel Vidal”-  Tal vez ese recuerdo me haya impulsado a tomarme el atrevimiento de hacer la huella titulada “Soy de Arbolito”.  Siempre me pareció más humilde que afirmar “Soy de Coronel Vidal”-.
-Hace unos años lo han rebautizado en los carteles.
-Sí un día un  intendente (hoy fallecido), me llama en Vidal y me dice sonriente - “Se te cumple un viejo anhelo”- ¿Cuál será? Me pregunté yo.-“Vasco, siempre quisiste que se  llame Arbolito el pueblo…Bueno, acaban de aprobar la ordenanza para que se lo denomine Coronel Vidal y entre paréntesis Arbolito”-Imagínese que alegría después de tantos años poder pertenecer a un pueblo donde su nombre perduró en la memoria de la gente y no en el que dicen los mapas. Aunque me radiqué en Mar del Plata, no paré hasta ir a vivir al campo durante 6 años.  Ansiaba ver el amanecer, disfrutar como las sombras iban escapándose para hundirse vaya a saber donde, ocuparme de todas las tareas a que está abocado el paisano de campo y a eso le debo….una hermosa hernia de disco. Todo por hacer trabajos que tendría que haber hecho 30 años antes (se ríe abiertamente)
-Sus canciones son vivencias…
-¡Seguro! Algunas que el destino me hizo vivir y otras por involucrarme en las que vivieron otros. Todo está indicado en la vida. Si le hice versos al carrero  por ejemplo es porque he visto a alguien llevar esa profesión con tanto orgullo que me emocionó o yo he probado la experiencia.  Me parece muy atrevido hacer una zamba si ser del norte o una tonada sin ser de Cuyo, pero si esta se hace con el respeto y la gracia de ser argentino es aceptable.
-¿Le gustaría escuchar más recitadores en los medios?
-Más me gustaría que salgan nuevos decidores, no recitadores.  Yo aprendí a decir no a recitar. Hay muchísima poesía criolla que no llegó a la grabación.  Le estoy diciendo con la sapiencia que me dan los años.
-¿Pensó en escribir  un libro sobre esas experiencias?
-¡Ah! Si otro lo puede escribir,  (se ríe), yo hablo diez días seguidos. Pero no es una tarea fácil porque yo voy contando anécdotas a medida que las recuerdo, sin un orden cronológico, y termina siendo un rompecabezas. Quien sabe…
-¿Conoció a Abel Fleury?
- Sí.  Nos unía un amigo común de apellido Carlomagno.  Lo conocí cuando Abel era guitarrista de Fernando Ochoa, pionero si los hubo en el folklore. Hacía un programa que iba los jueves a la noche y los domingos a la mañana donde se reunían todos los folkloristas de esa época: Martínez –Ledesma, las Hermanas Simón entre otros.  Abel Fleury con su guitarra era respaldo de la poesía que decía Ochoa. Un día Abel cayó por mis pagos a saludar a Carlomagno y a pedirle que le busque alojamiento porque había llevado el escuadrón y por ahí escaseaba. Un día me lleva Carlomagno y le dice -“Acá te traigo un muchacho que le gusta cantar, digamos que le gusta mucho la música como arte…y es de buena familia”- un agregado importante en ese tiempo para la presentación. Imagínese a los 18 años uno tiene aquello de la inocencia. Yo me conformaba con ir a cebarle mate.  Un día el estaba tocando su guitarra en la pieza, me animé y le dije-“Don Abel, profesor, maestro yo sé un tango suyo”- “¡Ah! ¿Sí? “-me dijo y empezó a hacer acordes y yo a cantarlo entero.  Y el siguió después con sus acordes.  Claro después me quería colgar de un árbol. Don Abel fue una de las grandes guitarras argentinas que se hicieron un lugar en  todo el mundo. En algunos países hasta se siguen sus métodos. Pasó el tiempo y fui a verlo a un teatro donde quise saber porque no tocaba nada suyo -“Porque toco Tárrega o Sagreda- me contestó-Y usted ¿se sigue acordando la letra de mi tango?”-  Yo quería que me tragase la tierra… no había olvidado la anécdota.
- De los compositores que le han puesto música a sus poemas ¿tiene alguno preferido?
-A todos los poemas los he hecho con el mismo amor a nuestras tradiciones.  Por ninguno tengo preferencia.  Siento que dejé en ellos la más pura emoción del momento.  Así Daniel Reguera, Merlo, Larralde, ArgentinoLuna, Justo Morales, Pedro Herrera o Domingo Prat por nombrarle algunos supieron encadenar sus melodías a mis poemas. Con ellos me siento hermanado en el secreto de la creación.
- Incursionó en muchos medios
-¡Ah! Que tiempos. Trabajé muchísimo en diferentes medios con el mismo empeño de difundir nuestra cultura nacional.  Cuando uno ama y conoce profundamente lo que hace es más fácil encadenar el tiempo para realizar  cuanto uno se propone.  Me gustaría que la juventud mire nuestros trabajos y afiance sus pasos en el folklore sin dejarse influir por todo aquello que no pertenece a nuestro patrimonio nacional.                                                    
SENDA FOLCLORICA         
CARLOS Y GRACIELA ARANCIBIA 
                                                    
Agradecemos a Graciela Arancibia el permitirnos publicar el presente reportaje


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lunes, 19 de marzo de 2012

La Biblia Gaucha

Por mi cencia y mi concencia
La gente me llama “El Zorro”
y no te ofendás, cachorro,
si te alvierto en la dentrada
que al hablar, poco me agrada
que naide me corte el chorro.

Dejame , pues, redamar
la tinaja de mi cencia,
y escuchame con pacencia
pa' madurar mi razón;
a cambio de tu atención
yo te daré mi esperencia.

Nací como todo bicho
en sus cuevas o pajales:
las diferencias formales
sólo están en el vivir.
Al nacer como al morir
los hombres semos iguales

Trabajar jué mi destino
dende que aprendi a ensillar
me mandaron boyeriar
y boyeriando mis güeyes,
no pude aprender más leyes
que la ley de trabajar.

Pero aunque el trabajo es duro,
pior trabajo es no hacer nada;
por eso en la repechada
nunca afluejo aunque me enferme
Al camarón que se duerme
lo lleva la correntada.

Pensá en Dios pero no creas
en brujos y charlatanes
que viven como haraganes
emponchaos en la penumbra...
No hay más candil que el que alumbra
ni trigo que el que hace panes.

Cuando una pena traidora
te engüelva en su cerrazón
sacá en limpio la razón
que motivó tu tristeza.
Se atajan con la cabeza
los golpes del corazón

No te aflijas por tener
ni envidiés bienes ajenos,
la suerte lleva a los güenos,
pa el rumbo que les conviene.
No es más rico el que más tiene,
sinó el que vive con menos.

Cuando de puro atorao
pensés mejorar de puesto,
acordaté siempre de esto
pa sofrenar tu ambición:
al caballo comilón
hay que acortarle el cabresto.

Al que te quiere alegar
no le pongas mala cara;
y al que porfiao, te toriara,
debés contrariarlo poco:
Siempre hay que correrlo al loco
Pal mismo lao que dispara...

Y no te hagas malos juicios
del hombre que ha rifalao,
que muchos se han desbocao
contra el pobre que cayó
y al tiempo los vide yo
rengueando del mismo lao.

La amistad es trigo maduro
que es necesario emparvar,
y lo que digo al pasar
nunca lo echés en olvido:
amigo que se ha perdido
ya no se vuelve a encontrar.

Mas no te abrás demasiado
al que el lomo te palmea
y rigalarte desea
sin que nada se lo mande
Cuando la limosna es grande
hasta el santo disconfea.

No te pasés de hablador
que hablar mucho es imprudencia;
ande no alcance tu cencia
pegale a la lengua un ñudo...
no hay juez que condene a un mudo
por falta de conocencia.

El que es pícaro de vicio
y en la bondá no se fía,
si supiera la alegría
del hombre manso y sereno,
tendría que hacerse güeno
tan sólo por picardía.

No le recordés a nadie
los defetos que tuviera;
yo te hablo de esta manera
por las probanzas que tengo...
Nunca hay que pasarle al rengo
por el lado de la cojera.

Cuando una ocasión sigura
con sus ventajas te tiente,
áhi nomás clavale el diente
y acomodoate a lo perro;
a la ocasión como al fierro
hay que golpiarla caliente.

Si te quisieran llevar
como ciego a la capilla,
no desatés la presilla
y hacéte prudenciador...
La chala se ve mejor
cuando se acaba la trilla.

Buscale la comba ala palo
de esta verdá que te explico
y no estirés el hocico
al revoliar de los cobres.
En la salú de los pobres
está la plata del rico.

Ricordá que aquel que sube
a cualquier punto que sea
ha de hacer que la marea
no le socave la estiba...
El que pica más arriba
es el que más se golpea.

No andés cambiándo de oficios
ni salgás de tus encierros;
el que vive de los fierros
no debe olvidar la fragua.
¡Carpincho que deja el agua,
contramiar lo hacen los perros!

Jugá si querés jugar
al juego que te divierta,
mas nunca se te haga cierta
parada que se embarulla;
donde te muestran la tuya
está la contraria en puerta.

Y si querés carreriar
no andés buscando revancha;
yo también hice pata ancha
y me he convencido luego
que plata ganada al juego
güelve otra vez a la cancha.

Y es al ñudo arrimpujar
si la suerte anda matrera;
el que acierta una carrera
y en otra se desbarranca,
nunca se va sobre el anca
sin esperar la tercera.

Jamás peliés por peliar
sin motivo valedor,
pero al que ataque tu honor
parale el pasmo enseguida;
toda ofensa consentida
trái otra ofensa mayor.

No le hagás caso al que amague
y al amagarte se altere,
ni al que rigalarte quiere
pensando en lo que recibe...
De rigalos no se vive
ni de amenazas se muere.

Acostumbrate a bailar
al compás del estrumento,
y pa'risollar contento
hasta ponerte rechoncho,
aprendé a terciarte el poncho
del lao que te ataje el viento.

En las trenzadas a fierro
afirmate en los garrones,
y no perdás ocasiones
de ventajearlo al más pillo,
con un ojo en el cuchillo
y el otro en las intenciones.

Naide se debe acostar
sin aprender cosa nueva,
y si querés una prueba
es esta que aquí tenés:
Ricordá a quien le debes
mucho más que a quien te deba.

Al que sabe andar derecho
no se le tuerce el arao
y ñandú que uno ha boliao,
otro lo despluma luego...
Al zonzo cambiale el juego
y al vivo hacelo a un costao.

Todas las mañas están
en esconder los reveses;
por cuidar tus intereses
no descuidés la manija...
Al que estira la cubija
se le destapan los pieses

No pidás a quien vivió
en la complacencia ajena,
ni te amilane la pena
de andar apurao de chala.
Cuando más se anda en la mala,
más se acerca uno a la güena.

domingo 3 de julio de 2011

El resero

domingo, 18 de marzo de 2012

BANDERA


La chata de loberia de Domingo Berho

Viene avanzando una chata
que sigue un caballerizo,
que montao en un petiso
va detrás de la culata;
parece que el sol lo achata,
o el peso de su sombrero.
Ya se abre un torniquetero
y entra en un campo a cargar,
porque viene a levantar
la cosecha del potrero.

Esperando que lo cinchen
en cuanto cargue su dueño
un ladero se echa un sueño,
y las roldanas del guinche,
sin dejar de hacer bochinche
no se quieren quedar quietas.
Las bolsas, hechas maleta,
van subiendo sin parar,
hasta llegar a formar
dos filas sobre la aleta.

Después, a los barquinazos,
mueve; al ruido de las cuñas,
clava el varero las uñas
queriendo hacerse pedazos;
y al sonar los latigazos
como tiros de pistola,
se hace el ladero una bola
y se afirma el cadenero,
como gato cocinero
que lo tiran de la cola.

Rumbeando pa la estación
un día que había cargao,
se tuvo que hacer a un lao
pa darle paso a un camión.
Y desde aquella ocasión
quedó atrás, y se ha perdido:
el asfalto no ha podido
resistir todo su peso,
y se quedó en el espeso
tembladeral del olvido.

Hoy está pa gallinero,
pero cargada de gloria,
y ya ha pasao a la historia
su pintoresco letrero.
Todo el lujo de su apero
se fue con ella, también...
¡Ya no corta el terraplén
la chata de Lobería,
que en otros tiempos solía
pasar con rumbo al Quequén!